Sacrificio

lunes, 22 de diciembre de 2008

La palabra sacrificio tiene varias acepciones, y alguna de ellas no está mal: "acto de abnegación o altruismo inspirado por la vehemencia del cariño" Pero también puede ser "acción a que uno se sujeta con gran repugnancia" de modo que se presta a confusiones.
¿Se sacrifica un montañero para alcanzar la cima? ¿se sacrifica el que estudia oposiciones para notario, o practica horas y horas de piano? No están haciendo algo que les repugna; están haciendo lo que desean hacer. Yo no quiero subir a una montaña, ni ser notario, y por eso no lo hago.
Si quiere usted llevar a su hijo en brazos, o darle el pecho, hágalo. Si quiere dejar de trabajar durante meses o años para cuidarlo, o rechazar una magnífica oportunidad de trabajo en el extranjero para estar con su familia, hágalo. Pero sólo si quiere. Si no quiere, pues no lo haga...
...No son sacrificios, son elecciones. Vivir es elegir, los días sólo tienen veinticuatro horas y el que hace una cosa no puede hacer otra al mismo tiempo. Elija lo que en cada momento le parezca mejor, y ya está. Quien hace lo que quiere no está renunciando, sino logrando; no se sacrfica, sino que triunfa.
Carlos González,
Un regalo para toda la vida, capítulo 2

Minutos eternos, semanas fugaces

jueves, 11 de diciembre de 2008


Minutos eternos, semanas fugaces... Así siento pasar el tiempo desde que mi hijo nació.

Desde que pude tenerlo en mis brazos una fuerza sobrenatural me ató a su cercanía, no he podido separarme de él. No he querido tener ganar de hacerlo.

En su día se me tachó de estar "loca con las hormonas", de depender demasiado de él, de hacerlo a él dependiente de mi, se me animó a buscar tiempo para "despejarme", se empeñaron varias veces en cogerlo de mis brazos para que yo pudiera hacer algo "tranquila", ningún consejo era solicitado, me encontraba bien, estaba tranquila. En un planeta diferente, en una dimensión espacio temporal distinta que no se regía más que por las necesidades y los espacios de mi bebe.

Hoy, vuelvo a visitar el planeta tierra de vez en cuando. Hoy después de 16 meses, siento que puedo hacer alguna excursión mundana y regresar con el corazón en la boca queriéndomelo comer a besos. No mas de dos horas, no todos los días, ni todas las semanas.

Por esto, siempre que escucho algo sobre esta teoría del "tiempo de calidad" me pongo a temblar... Me da miedo seguir escuchando justificaciones vacías de esencia y llenas de culpabilidad encubierta.

Me resisto a conocer más historias de poco tiempo, poco contacto, poca fusión y vínculo, y si además se enuncian esas palabras mágicas "tiempo de calidad" que parecen dar la tranquilidad, la receta mágica al que las enuncia, peor que peor. Suelen ser personas que se han preocupado en elaborar un argumento contra el que creen nadie puede contradecirles.

Entiendo que los tiempos en que vivimos hagan triunfar teorías como esta. Somníferos para conciencias, chupetes edulcorados para padres y madres de "fin de semana" ( o ni siquiera eso).

En la etapa en la que vivo de crianza, he constatado en mi experiencia que esa teoría no sólo es tiránica sino imposible de aplicar. Hasta el día de hoy mi hijo me ha necesitado cada segundo que he pasado con él. Han sido miles de horas sin interrupción, y en todos esos minutos eternos sus ojos me han dado miles de razones por las que mirarlos en directo.

Con esto no quiero decir que no pueda hacerse... Creo sinceramente, que la mejor opción es estar con ellos (los hijos). La diada madre-bebe no debe separarse en los primeros meses, pero no como imposición, lo normal es que no les apetezca hacerlo y sólo pretendo que no se los instigue a hacerlo fuera de su deseo.

Cuando no queda más remedio (aunque siempre hay remedio), deben priorizarse las necesidades del bebe, valorar las horas de separación en la relación coste-beneficios. Con quién dejamos a nuestro hijo, cuantas horas, como se siente el bebe... y como nos sentimos nosotras.

No me siento inútil por no estar trabajando fuera del hogar. No hay trabajo más importante que pueda hacer en estos momentos. No hay nada más valioso que pueda hacer. No podré hacerlo en otro momento de mi vida. Mi hijo sólo va a nacer una vez en la vida, sólo va a ser pequeño una vez en la vida, y esta etapa es fugaz. Somos conscientes de ello.

Puede ser que haya familias que encuentren fórmulas mágicas para poder llevar hacia adelante toda esta responsabilidad, me consta que hay super mujeres que pueden conseguirlo, lo que me cuesta creer es que se pueda conseguir cuando los bebes son demasiado pequeños si ello implica tener que estar separados. A medida que crecen pueden darte espacio para algunas horas no dedicación exclusiva, quizá entonces puedas buscar esas formulas mágicas y asegurarte de que tienen todo lo que necesitan.

No soy ninguna martir a la que haya que agradecer nada, por primera vez en mi vida tomo decisiones conscientes por y para la felicidad propia y de los mios. No quiero desestimar esfuerzos, perder el tiempo. Quizá no es la mejor opción, seguro que no es la políticamente más correcta, pero no puedo posicionarme en un término medio respecto de este tema. La infancia es tan corta que no puedo hacer otra cosa que darle toda la importancia que se merece.

Los minutos pueden parecer eternos, perdida en tus ojos, mirándote dormir colgado de mi pecho, observándote descubrir el mundo... Las semanas pasan fugaces y sin compasión, ayer no habías nacido hoy eres ... simplemente tú. La luz de mi vida.

Infertilidad

lunes, 8 de diciembre de 2008


Este hada preñada ha terminado de dar forma a las las ideas que se fraguaban en torno a la infertilidad. Su autora, Ana, una colega que transmite y lucha por la creatividad y el mundo interior, me la describía así:
Representa la fecundidad, como capacidad creadora, me parece hermosísimo y me apasiona; y cuando pinto suelo reflejarlo en la figura de mujer preñada. Preñada de ideas, de sueños, de proyectos, de fuerza, de sensibilidad, de amor... De todo eso de lo que estamos preñadas siempre, aunque a veces nos resulte fácil olvidarnos de ello...
¿Será la infertilidad en nuestros tiempos consecuencia de nuestro vacío interior? Estos días leyendo a Laura Gutman, esta idea me ha dado mucho que pensar. El ritmo de nuestras vidas no deja espacio para entregarse a ser padres. Entregarse sin resquicios a quizás la experiencia más arrolladora de nuestra pequeña existencia. Y nuestros inconscientes sabios y desconectados con la esencia intima de la maternidad se resisten a anidar vida en nuestros vientres.

Yo misma que siempre había soñado con ser madre me encontré con muchos meses de tratamiento y lágrimas. Si lo pienso, mi vida interior no existía, la había dejado relegada a cuestiones mundanas que la habían maltratado. Había desoído aquello que me llenaba y que me hacía feliz y me encontraba rodeada de gente que no se respetaban ni respetaban a nadie. Soportaba todo tipo de humillaciones. No me escuché, me infravaloré, no me quise nada durante muchos meses.

Laura Gutman dice así:
Estamos en un momento muy contradictorio para concebir... De hecho, una de cada seis parejas tiene problemas de infertilidad... Hay muchos factores que influyen: la alimentación, el entorno, el estrés, pero en la mayoría de los casos de infertilidad se desconocen las causas... Posiblemente , tendremos que estar más dispuestos a reconocer la conexión entre nuestro ser interior y nuestro cuerpo, ya sea para concebir, como para mejorar la relación con la fertilidad en general... Muchos factores físicos, psíquicos y emocionales intervienen en la concepción.
Muchas mujeres no quedamos embarazadas porque una parte oculta y rechazada de nosotras mismas no lo desea. Muchas de nosotras continuamos siendo infecundas mientras trabajamos entre 70 y 80 horas semanales...
Para concebir un hijo, necesitamos fundirnos en un estar puramente receptivo y quieto, no es algo programable en una nutrida agenda llena de obligaciones. Tener un trabajo no afecta a la fertilidad, posiblemente tenga que ver con la carga de identidad, deseo y libido que las mujeres desplegamos en el trabajo.
También cuenta la distancia emocional que hay entre nuestro ser interior y la mayoría de las actividades que realizamos. Ese alejamiento entre el yo interno y el yo externo nos puede dejar infecundas, y esta es una realidad que se nos presenta asiduamente, mostrándonos que hay un largo camino que transitar en la compresión e integración de muchas de nuestras partes antes de traer un niño al mundo.

Mi niño vino a salvarme en el momento en que más lo necesitaba, por él tuve el valor de decir basta a todo aquello que me destruía, era tan simple como alejarme de aquellas personas, aquella empresa. Era tan fácil como quererme queriéndolo a él. Desde que nació mi vida interior ha ido renaciendo y creciendo con él. Son 16 mese de instropección y de trabajo que me han cambiado para siempre. Espero no olvidarme de mi misma nunca más, más que para pensar en él.


Lactancia materna, esa gran desconocida...

jueves, 4 de diciembre de 2008


Cuando ayer me senté a escribir estaba muy cabreada... me sentía en uno de mis días en que todo me parece una mierda. Le había hecho pasar un mal trago a mi niño poniéndole las vacunas de los 15 meses y la experiencia con el enfermero del CAP me había frustrado aún más.

Por casualidad cuando había terminado de escribir vomitando palabras llenas de frustración incluí el dibujo precioso de Picasso que está al principio y se borró todo el texto sin posibilidad de recuperarlo... Algo tan bonito no podía convivir con aquel texto tan crispado... Ahora me alegro de volver a escribirlo con otro ánimo y talante.

Recordando el día de ayer. Cuando el enfermero empezó el cuestionario sobre alimentación no llegó a preguntarme cuando ya había puesto lactancia artificial en su ordenador, al escuchar que lo decía en voz alta le comenté que Daniel aún mamaba y su cara de sorpresa aunque me la esperaba me defraudó mucho. Más o menos fue así:

- Es e primer niño que veo en consulta que con 16 meses aún toma pecho...
- No es tan difícil, sólo hay que darlo a demanda y estar disponible.
- Las madres que vienen aquí se quedan sin leche mucho antes aunque no trabajen.
- El pecho es una fabrica no un almacén, hay que estimularlo para que produzca.

Y más cosas, con la misma falta de lógica e información. Lamentable, muy triste.

Ayer escribía sobre vergüenza, falta de profesionalidad y prepotencia. Hoy voy más allá, y busco la responsabilidad en otro nivel, hace cuarenta años. Los responsables de la situación actual de la lactancia materna, se hicieron de oro inculcando creencias y dogmas desnaturalizados, malintencionados y destructores del contacto físico y el amor. Y nos legaron una sociedad donde se premia la independencia, la productividad y el desarraigo.

Hoy siento una pena enorme. Pena por todos aquellos bebes a los que sus madres les han negado su leche por malos consejos, entre los cuales me incluyo. Todas aquellas madres que no han podido disfrutar de dar el pecho, de alimentar a sus hijos de la mejor manera posible. Y todo no por desinformación sino por información errónea, que es mucho peor, por malos consejos por parte de los encargados de la SALUD. Eminencias que no han querido escarbar para no levantar ampollas y se han quedado tan tranquilos recibiendo los regalos de diversos laboratorios.

No puedo mirar hacia otro lado, necesito poder hacer algo para que esto cambie. Ninguna madre debería pederse un regalo tan maravilloso.

 
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